Un puente con varios ojos. Tal vez esa imagen explique mejor que las palabras la historia de nuestra fiesta, pero por si no llega nos remontemos palabra a palabra más de dos décadas atrás en el río del tiempo.
Conviene ir paso a paso. Cuando las inquietudes son fuertes y comunes por parte de un grupo de personas surgen los movimientos asociativos. Luego vienen las actuaciones. El Asalto nació como acto de rebeldía espontáneo por parte del grupo de chavalas y chavales de AXVALSO, molestos por el trato que habían recibido "de los que pueden". De manera pacífica y alegre improvisaron una noche de protestas delante del Castelo.
Orgullosos de su defensa -y ataque- fueron más allá e institucionalizaron el acto. Nace el Asalto. La falta de respaldo por parte "de los que piensan por y para todos" le doy aún más sentido a los inicios de la fiesta: suponía una reivindicación irmandiña y local ante el emblema del municipio, las torres de Martelo.
Con el traspaso de los años, el Asalto logra su asentamiento, mas también el tiempo mina las energías de las personas que se mueven en estas labores. Las generaciones agotan y tienden la mano a otras manos solidarias y amigas.
A.X.CHERINKAS, consciente del valor de la fiesta y de las gentes que la imaginaron y la trajeron hasta el presente continúa desde lo 2010 a trabajar en el Asalto.
Respetando el espíritu original y con un municipio ya rendida a los encantos y sentido de la fiesta, se le pretende dar ánimo a nuevas manifestaciones artísticas que se sumen al repertorio clásico compuesto por teatro, música y gastronomía. Cierto es también que edición a edición se intentan corregir todos los problemas motivados por la mayor afluencia de gente. En todo caso, es lucha constante para intentar llevar el Asalto en las mejores condiciones al futuro y encontrar allí otras manos solidarias y amigas.
En resumen, con el Asalto asistimos a una mirada en el tiempo: entre la historia irmandiña y nosotros, entre las piedras monumentales y nosotros, entre las generaciones y, por esta línea, entre nosotros y el futuro. Somos parte, entonces, de un puente con varios ojos.